The word "literature" has different meanings depending on who is using it. It could be applied broadly to mean any symbolic record, encompassing everything from images and sculptures to letters.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

BARRIO SAN ANTONIO: PATRIMONIO DE NOMBRE by J. FERNANDO ORTEGA H.

Fernando IX University

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Decía María Jimena Duzán en su columna de la revista Semana, de la edición 1526, que los habitantes de la Isla de Providencia “tienen claro que no quieren convertirse en otro San Andrés, isla que hace años sucumbió a la llegada del ‘progreso’: detrás de esa palabra maldita vinieron miles de personas provenientes del continente que se asentaron de manera atropellada y desordenada. Hoy San Andrés es una olla a presión que está por reventar…”. Esa misma palabra “progreso” entró a este barrio y destruyó su patrimonio y gran parte de su tranquilidad. A partir del año 2006 se generó un inusitado afán por abrir negocios y destruir casas en este barrio que aún conservaba casonas con rasgos originales de construcción tradicional y una tranquilidad propia de un barrio viejo con sus tiendas y comercio adecuado a sus costumbres. La imagen cultural que impulsó la Junta de Acción Comunal de 1992 y que ubicó al barrio en un sitial privilegiado, era para protegerlo y no para abusar de esta condición y convertirlo en algo parecido a lo que es hoy el tal llamado “centro histórico” y sus barrios aledaños: lugares amorfos, desprovistos de encanto e inundados de miles de negocios sin control. Lo atractivo de cualquier ciudad en el mundo es su patrimonio histórico y por lo cual se desvelan en proteger numerosos gobiernos de ciudades que respiran ese halo privilegiado de santidad histórica. En San Antonio ese afán de abrir negocios y de “progresar” ha llevado a numerosas personas a comprar o vender inmuebles y destruirlos para adecuarlos a sus propios intereses (que muy lejos están de la tradición del barrio, aunque quieran hacerlos parecer) y no supeditados a la conservación, que sería lo más lógico. Las normas establecidas por el Plan de Ordenamiento Territorial no han protegido los inmuebles, ni parado la proliferación de los negocios. El Departamento de Planeación Municipal no ha hecho cumplir las normas, las curadurías urbanas tienen todos los argumentos para otorgar licencias a diestra y siniestra y el Consejo de Patrimonio, es solo un ente de nombre. Por esta razón hemos visto incomprensibles, impresionantes y terribles demoliciones completas de casonas, destrucciones de fachadas, de interiores, construcciones modernas impropias para el barrio y negocios que ni siquiera figuran en la lista de autorizados. El patrimonio del barrio San Antonio, hoy es solo de nombre, hay muy contadas casas que conservan ese olor y esa arquitectura que la hacía aún llamativa hace 20 años cuando se dio inicio a la gran campaña de protección y conservación del barrio, liderada por aquella Junta de Acción Comunal que vislumbró un futuro promisorio para el barrio, pero que por falta de apoyo de entidades municipales no se pudo lograr. Hasta el momento ha vencido el afán del negocio y la visión del falso “progreso”, inducidos por la situación precaria que vive el país en numerosas áreas, sobre todo del desempleo, pero aún así, lo poco que queda es menester protegerlo y conservarlo y otorgarles a aquellos que luchan por hacerlo, todos los privilegios y beneficios requeridos. Nos hace falta entender lo que significa “Patrimonio” y “Cultura”, sobre todo a aquellos que trabajan en oficinas municipales o que tienen la responsabilidad de hacer aplicar normas o acuerdos. Cuando entendamos lo que significa patrimonio, entenderemos lo que es de verdad “Restauración” o “Protección” de un bien patrimonial. Estas palabras no son simples ocurrencias o gustos personales, son disciplinas científicas que se nutren de otras disciplinas y que se deben aplicar con rigor, pues no se trata de que cualquier funcionario o particular transforme bienes patrimoniales a su antojo, como está sucediendo. Nosotros como defensores de este terruño y que hemos luchado por preservarlo, a pesar del poco o nulo apoyo de entidades oficiales, que por acción u omisión, se han encargado de destruirlo, debemos seguir en nuestro empeño, y proseguir la lucha. Debemos diseñar un turismo que no destruya al barrio y que nos brinde beneficios. Que el afán de lucro no nos lleve a la sinrazón de querer abrir cualquier negocio, pasando por encima de normas o aprovechando la falta de inspección de entes municipales, destruyendo la sana convivencia y ese legado que se nos ha permitido disfrutar y que debemos proteger. No sigamos permitiendo que esa palabra maldita de “progreso” se siga asentando de manera atropellada y desordenada, como dice María Jimena, en nuestro barrio, pues de ser así, dentro de muy poco tiempo tendremos a otro San Nicolás u otro Santa Rosa. Si San Antonio es un patrimonio de nombre es también por culpa de muchos habitantes que han colocado sus gustos o comodidades por encima del bien común.

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